contact us

Use the form on the right to contact us.

You can edit the text in this area, and change where the contact form on the right submits to, by entering edit mode using the modes on the bottom right.

         

123 Street Avenue, City Town, 99999

(123) 555-6789

email@address.com

 

You can set your address, phone number, email and site description in the settings tab.
Link to read me page with more information.

Mi Tiempo

Siento rabia y ya sé por qué

manuelita otero

Yo no sé si alguna vez te ha pasado que sientes mucha rabia “de repente”, pero no entiendes muy bien por qué te sientes así y no sabes de dónde puede venir esa rabia. Pues bien, a mí me pasaba cada rato.

Un día ya aburrida de esta sensación y dándome cuenta de cuánto lograba afectar mi mood y el de las personas que estuvieran conmigo, me propuse que cada vez que me sintiera así, en vez de desquitarme con rey mundo y todo el mundo, haría un esfuerzo real por tratar de entender cuál era el origen de ese sentimiento tan incómodo que, además, la mayoría de las veces me costaba mucho que se “me pasara” o se “me quitara”. Y creo que, precisamente, ahí es donde estaba el quid del asunto: pretender sencillamente que a uno se le pase o se le quite la rabia o cualquier otro sentimiento desagradable porque sí sin tratar de ir más allá profundizando, al menos un poco más, en el tema.

Después de varios años teniendo muchas peleas bobas, pero no por eso fáciles de solucionar, con mi novio –ahora esposo- por culpa de mi rabia “huérfana” me dije muy en serio: “Ya no es justo ni sano vivir así y ya no quiero seguir viviendo así”. Me animé, entonces, a tratar de buscar los motivos de mi rabia.

La verdad es que sin tener muy claro el proceso paso a paso de cómo logré descifrar las raíces de todo esto sencillamente, después de pensarlo sin tanta prevención y con algo de sinceridad, concluí que esa rabia se manifestaba cuando yo traicionaba mis principios, cuando yo traicionaba mi esencia, mis gustos y mis creencias, así fuera en cosas aparentemente pequeñas o “bobas” como escoger el sabor de un helado o de una pizza cuando tenía la oportunidad de hacerlo.

Definitivamente esta rabia “rara” aparecía cuando yo hacía lo que otros querían, independientemente del motivo que me llevara a hacerlo. A veces lo hacía para agradar, a veces para evitar enfrentamientos que, en todo caso, terminaba teniendo tarde que temprano o, a veces, porque yo no me conocía lo suficientemente bien como para poder tomar decisiones a tiempo y tranquilamente. Y, como consecuencia de todo esto, coartaba la libertad de ser yo misma, me quitaba el derecho de aceptarme con mi personalidad. Y lo más triste o, peor aún, lo más preocupante es que ni cuenta me daba de todas las cosas que hacía o decía que no eran realmente mías. Y cuando me daba cuenta, era muy tarde porque ya había peleado y llorado o, sencillamente, en silencio, me había amargado más de un día completo.

¿A qué voy con todo esto? A que creo que muchas mujeres han vivido alguna vez algo parecido -es decir, una o varias situaciones en las que se sienten que no son ellas- y pocas sacan el tiempo para enfrentarlo. Hoy en día vivimos en un día a día tan afanado, tan lleno de compromisos, eventos y tareas por hacer que en cuestión de segundos perdemos la comunicación con nosotras mismas. Empezamos a poner en nuestra lista de prioridades a nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros amigos y a la plata que tenemos que conseguir para una y otra cosa que los espacios para estar con nosotras, que deberían ser realmente sagrados, prácticamente que no existen o dejan de existir.

Claro, muchas veces sí salimos a cine con alguien, nos vamos de rumba, vamos a la peluquería o nos tomamos una tarde para “ponernos al día” con nuestras amigas, pero muchas mujeres caemos en el error de creer que esto es suficiente tiempo para dedicarnos. Y, la verdad, es que NO es suficiente porque en estos momentos esporádicos de entretenimiento se nos olvidan las oportunidades en las que sí podríamos quedarnos un rato con nosotras mismas. Nos hacen falta esas horas en las que podemos escribir lo que se nos ocurra, hacer un plan solo para nosotras, estar tranquilas en silencio o hablar un rato con nuestra conciencia.

Y siento y creo firmemente en que es por esa falta de esos espacios sagrados que nos desconectamos de nuestra esencia como mujeres y de nuestra personalidad. Es por falta de esas horas únicas que empezamos a sentirnos como atrapadas y hasta raras, como si de alguna manera ya no tuviéramos ni idea dónde estamos ni dónde queremos estar.

La pregunta clave entonces es ¿Cómo hacemos para sacar ese tiempo que nos permita dejar de tener máscaras y que, de alguna u otra forma, sí termina dándonos la libertad que tanto necesitamos con nosotras mismas y con los demás? Puede que la respuesta no sea fácil y, obviamente, depende de cada estilo de vida y de cada historia, pero por algo se empieza.

En mi caso empecé así… dándome cuenta de que me hacían falta MIS espacios, reconociendo la rabia que me daba hacer lo que otros querían pasando por encima de mi personalidad. Y, de corazón te digo, me ha funcionado. Así que ánimo, muchas veces el primer paso es el más grande, el más difícil, pero también el más importante, y se trata tan sólo de: RECONOCER.

Por Ana

¡Date cuenta cuánto vales!

manuelita otero

mitiempopost

Cuando estaba en el colegio recuerdo que mi mamá me felicitaba y me decía que yo era muy inteligente, a lo cual yo respondía “¡no soy inteligente, sólo estudio mucho!”. Y cuando alguien me decía lo linda que era, yo sonreía y daba las gracias, pero por dentro pensaba que sólo estaban siendo amables y me preguntaba… “¿Qué ven en mí para decirme esas cosas?”. A medida que los años pasaron me di cuenta que era yo quien me estaba viendo por unos lentes diferentes. Por alguna razón sentía que no hacía nada lo suficientemente bien, que se me dificultaba recibir cumplidos y que era aún más difícil decir cosas positivas de mi misma. Pensaba “No es correcto decir que soy especial o que me veo linda. Simplemente no lo es”. 

Creo que continuamente las mujeres sentimos gran presión de todas partes. Queremos ser mamás maravillosas, esposas atractivas, amigas leales, buenas ciudadanas, mujeres saludables, hijas modelo y trabajadoras productivas, mencionando solo algunos de los papeles que ejercemos día a día. Y, muchas veces, tratando de hacerlo todo nos olvidamos de quiénes somos y de lo que realmente queremos. 

¿No te sientes a veces como un hámster en una rueda? ¿Moviéndote a la velocidad de la luz tratando de hacerlo todo, pero sintiendo que nunca llegas a ninguna parte? Continuamente hablamos de que necesitamos tomar tiempo para relajarnos o que debemos enfrentar ciertas situaciones que nos están afectando, pero nunca se llega el momento. No tomamos el tiempo para frenar la rueda, bajarnos y quedarnos quietas por un momento. Me pregunto, entonces, ¿Qué estamos esperando si finalmente nadie lo va a hacer por nosotras?

¿Queremos pasar toda nuestra vida tratando de alcanzar algo o queremos disfrutar nuestro presente? Se que la pregunta no es difícil, pero si somos honestas, sabemos que para disfrutar realmente nuestra vida primero debemos conocernos y querernos tal y como somos. ¿Alguna vez has visto a mujeres que irradian algo maravilloso y no entiendes qué es? Cuando hay otras veces que uno ve mujeres que son preciosas, están usando las mejores marcas y maquillaje, pero algo falta. La gente puede que diga que es el “it factor”, pero yo lo llamo el factor “tú”. Cuando tú sabes quién eres y cuánto vales, ¡se nota! Estás cómoda contigo misma. Y, mira, que no estoy diciendo que tú y tu vida sean perfectas, pero seguramente eres feliz y disfrutas cada momento, incluyendo las imperfecciones y las locuras del día a día. 

Es hora de cerrar las revistas con sus dietas que prometen cuerpos perfectos y tips de cómo ser más bella. Es hora de cerrar los libros con sus 10 pasos para lograr mil cosas y es hora de dejar de compararnos con fulanita y sutanita quienes parecen tenerlo todo bajo control. Es hora de tener una conversación honesta con nosotras mismas. 

Le digo a mi hija que cuando sienta que algo está frenando su creatividad y las cosas no cuadran, tome su diario y comience a escribir... haciendo una pregunta tras otra pregunta que, usualmente, llevan a más preguntas que eventualmente le podrán dar algunas respuestas. Es una forma estupenda para descubrir lo que estamos escondiendo muy dentro. 

Si quieres comenzar a sentirte más tranquila contigo misma y a ver cambios positivos en tu vida, las siguientes ideas te pueden ayudar:

Toma la decisión: ¿Realmente quieres comenzar a vivir tu vida al máximo? Una vez tomes la decisión, nada te va a frenar. Decide conocerte, escuchar a la niña en tu interior que quiere soñar en grande y hacer cosas que la hacen feliz. Decide quererte, toda tú. Con imperfecciones y todo. 

Trátate bien: ¿Le hablarías a tus amigas cómo a veces te hablas a ti misma? Se amable, se paciente, se buena contigo misma. No eres perfecta, ni tampoco yo, ¡nadie lo es! No te dejes engañar por la tecnología que produce fotos donde todo parece perfecto, y no creas que todo el mundo vive en casas cuidadosamente decoradas donde todo el mundo está siempre sonriendo. Eso es sólo publicidad vendiendo un sueño. Tratar de ser lo mejor que podamos ser es mucho más divertido y motivante que estar tratando de alcanzar algo imposible. Revisa tus estándares, ¿son realistas? ¿Estás siendo justa contigo misma?

Deja de quejarte y haz algo: A veces esperamos que las cosas cambien, pero seguimos haciendo lo mismo. ¿Cómo se supone que nuestra actitud va a mejorar si el único rato que tenemos para nosotras mismas lo pasamos con un grupo de amigas quejándonos de nuestros hijos, de lo mucho que tenemos que hacer y criticando a los vecinos? ¿Cómo me ayuda eso a ser una mejor persona?

Me encanta este consejo del libro Savor de Thich Nhat Hanh and Dr. Lilian Cheung “No esperes simplemente a que tus sentimientos negativos se vayan, quejándote no cambias tu vida, cambia tu pensamiento y elimina las limitaciones que te has puesto.”

Conocernos es un emocionante proceso que cambiará cómo vemos todo a nuestro alrededor. Somos mujeres maravillosas, interesantes, preciosas... Llenas de sueños y talentos. Es hora de decidir el rumbo que queremos para nuestra vida. 

Por Manuelita